Cuidar adecuadamente una herida es fundamental por varias razones:

 Prevención de infecciones: Las heridas abiertas son una puerta de entrada para bacterias y otros microorganismos que pueden causar infecciones. Si una infección se propaga al torrente sanguíneo, puede provocar afecciones graves como la sepsis, que puede ser potencialmente mortal.

 Cicatrización: Un adecuado cuidado de la herida acelera el proceso de curación y ayuda a prevenir la formación de cicatrices.

 Prevención de complicaciones: Un mal cuidado de la herida puede llevar a complicaciones como la formación de abscesos (acumulación de pus), celulitis (infección de la piel), necrosis (muerte del tejido alrededor de la herida) entre otros.

Control del dolor: Las heridas no tratadas adecuadamente pueden causar dolor severo y constante.

Por lo tanto, es esencial limpiar adecuadamente la herida, utilizar vendajes estériles y cambiarlos regularmente, y buscar atención médica si la herida es grave, si no se cura, o si hay signos de infección como enrojecimiento, calor, hinchazón, secreción de pus o fiebre.